“Si se puede salir del tormento y esclavitud del alcohol ”
Desde adolescente he sido esclava de adicciones y dependencias, después de muchos años de tratamientos, de ir y venir, de recaídas, ingresos, frustración, impotencia, arrepentimiento y de un profundo sufrimiento, puedo decir que ha llegado mi hora y mi momento para afrontar está terrible e injusta enfermedad de la que hasta ahora no veía salida.
Entre voluntariamente a la asociación AREVA (alcohólicos rehabilitados de Villagarcía de Arousa), desesperada y buscando más medios de ayuda porque me daba pánico recaer de nuevo, desde la primera terapia grupal, supe que podía lograrlo después de todo lo aprendido de mis muchos años de terapias individuales y uniendo la asociación con mi psicóloga, inmediatamente y por fin vi rayo de luz…
Mi problema con la dependencia, ya sean drogas, relaciones sentimentales y alcohol vienen por mí baja autoestima, por no sentirme valorada ni necesitada, mi falta de confianza y respeto a mí misma, sentimiento de inferioridad, miedo a las críticas y al rechazo, necesidad de aprobación en todo momento; no intentaba avanzar porque creía que fracasaría, no confiaba en mí y dependía de los demás, daba fin a relaciones sanas por no sentirme digna de ello y busqué relaciones tóxicas dónde, de alguna manera, me necesitaban no por mí, sino por las cosas materiales que yo podía ofrecer, de esta manera sabía que no me iban a abandonar porque me necesitaban, esto desencadena la permisividad, dependencia, manipulación y maltrato cosa que aceptaba pues creía que yo era la culpable, tenía horror y pánico a estar sola.
Todo este sufrimiento unido a no saber afrontar problemas, situaciones o conflictos me hacían beber para paralizar estos sentimientos, escapar de la realidad, olvidar penas, bebiendo conseguía relajarme y no tener que afrontar nada, simplemente dejarlo pasar….me aislaba totalmente pues así sabía que no me harían daño, pero pasados esos momentos de olvido y cuando veía la realidad pues me habían pasado los efectos del alcohol ,era una auténtica tortura pensar que había caído de nuevo, me sentía impotente, desesperanzada, tenía un profundo sentimiento de culpabilidad, de tristeza, de desprecio hacia mí misma, vergüenza, y era tan espantosa esa sensación que en alguna ocasión e intentado desaparecer de esta vida. Estaba irascible, estaba nerviosa, gritaba sin motivo, me auto compadecía y me creía una víctima. Es como si llevará una mochila y se fuera llenando con cada recaída, llega un momento en que no puedes más, pero no sabes que hacer para dejar de beber y para que la mochila no reviente y te arrastre, me daba terror pensar en la próxima vez, mi mente no hacía caso a mis sentimientos de querer estar bien y mi guerra interna continuaba y cada vez eran más fuertes las ganas de desaparecer porque no encontraba solución y estaba haciendo daño a la gente de mi alrededor, hasta que un día llegó mi momento, Areva, junto con mi psicóloga, me enseñaron que tenía una enfermedad, que no es un simple vicio cómo lo que puede pensar la gente, en la asociación me han ayudado a identificar la enfermedad y a comprenderla sabiendo que seré una enferma alcohólica para toda la vida, en el momento que reconocí esto y que fui consciente he tenido más fuerza que nunca para salir adelante.
En la asociación, me sentí una más desde el primer día, nadie te juzga, es impresionante como cada testimonio, cada frase, cada ayuda, cada mirada y cada gesto te reconforta. Estoy empapándome de toda la información que me llega los dos días semanales que tenemos el grupo y finalizadas las sesiones pienso y desarrollo en casa los temas que hemos tocado, no tengo miedo a hablar y me gusta hacerlo, contar cómo me siento y que me ayuden “extraños” que se han convertido en todo mi apoyo y en la fuerza que necesitaba (aparte de la familia y amigos), me siento arropada, me siento querida, me siento comprendida, me siento bien, me encanta que alguien pueda aprender de mí y de mis vivencias, aprendo con cada testimonio de mis compañeros, es increíble cómo nos afectan los problemas o recaídas de los demás, las vivimos como propias, es muchísima la fuerza el apoyo y la ayuda que se recibe, somos una gran familia y personalmente aparte de lo que me ayude el grupo, siento que he adquirido un compromiso con cada uno de los compañeros que también me da un empujón más para no fallar.
“La vida no se pierde cuando dejas de respirar si no cuando dejas de ser feliz y de luchar”
En poco tiempo ha cambiado mi vida, evidentemente mis problemas y mis inseguridades siguen ahí, pero ahora se afrontar muchos retos y muchas situaciones difíciles y complicadas, se gestionar e identificar sin miedo mis sentimientos y no tengo miedo a expresar mis emociones, he ganado confianza y estoy aprendiendo a valorarme, a aceptarme y a quererme, a no pensar negativamente, dejar de lado el papel de víctima y a respetarme como nunca lo había hecho.
Quiero recuperar objetivos, metas, deseos, sueños e ilusiones, quiero sentirme realizada, deseo aprender a vivir poco a poco y dejar los fantasmas del pasado, no quiero tener más miedo a la soledad, quiero tomar mis decisiones, sean buenas o malas y saber que puedo hacerlo, sé que PUEDO , necesito VIVIR y experimentar ser FELIZ, sentirme orgullosa de mí misma y lo voy a conseguir gracias a mi esfuerzo, a la ayuda de profesionales, a la asociación, a mis compañeros, a mis hijos, a mi familia y a mis amigos, merezco esta oportunidad que me da la vida y que será muy duro porque es empezar de cero pero lo voy a conseguir.
En libros he leído estas frases que me han encantado y creo que sería el resumen:
Quiero limpiar mi vida, regalarme un nuevo principio lejos de los recuerdos del pasado, vivir sin prisa para contemplar la vida, ser yo mismo sin necesitar impresionar a nadie, seguir mis ideales y exponerlos, disfrutar y no tener miedo, aceptar lo que venga y adaptarme a cada situación.
La vida no se pierde cuando dejas de respirar si no cuando dejas de ser feliz y de luchar.